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Música 17/03/2013 · Juan Jo

Top 10 Diego Ojeda

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Cantautor canario que a pesar de su juventud ya pisa fuerte en la pasarela de los jóvenes alfareros de la canción. Diego moldea las palabras para conseguir pequeñas obras de arte a las que, en unos casos, pone un marco musical y, en otros, una moldura poética. Canciones y poemas constituyen la banda sonora de su vida y la de cada vez más seguidores que disfrutan contemplando los lienzos que cuelgan de las paredes de su talento. Prueben a escucharlo y verán como poco a poco quedan hipnotizados con el buen hacer de su oficio. Les adelanto que, así como otros hacen magia con una baraja o con una cuerda, a él le basta el truco del tiempo, conjugado en pasado, presente y futuro, para asombrar a su público. El recital que comienza a continuación tiene un prólogo y un epílogo en verso que salen de su chistera, en este caso de su libro de poemas "A pesar de los aviones".

Diego Ojeda


1.A pesar de los aviones
A pesar de los aviones,
de mi alergia a los aeropuertos,
del sudor amargo de las esperas,
de la dictadura del tiempo,
vuelvo a aterrizar en tu cuerpo
y siempre parece la primera vez.

Llego despistado,
cargando una maleta de dudas
que dejo olvidada en la terminal
cuando apareces tapándome la boca con tus besos.

Tu pelo son olas,
tu piel viento
y mi vida la esperanza de un verano
sin puertas de embarque hacia ningún lugar.

Mientras tanto regreso
y le hablo a mis amigos
de Raquel,
una mujer que huele a mar.



2.La talla de tus vaqueros
A veces es bueno improvisar para que el lastre de anteriores singladuras no nos impida subir a bordo de nuevo. Por eso esta canción nos invita a olvidar los naufragios del pasado y a embarcar, sin necesidad de colocar un salvavidas, en el crucero del presente. Cuando dos se sumergen en el agua es inevitable que se mojen. Para qué pensar en el hundimiento antes de chocar con el iceberg o, como con acierto dice la letra en un comienzo tan redondo, "te empeñas en ver el final de algo que acaba de empezar".




3.Amores pasajeros
Una bonita y breve historia de amor rodada en la terminal de un aeropuerto y en su propio idioma. El cantautor, de forma magistral, recrea en las escenas de este corto la intimidad de un hombre y de una mujer surgida mientras esperan un vuelo con destino a la rutina. Un guion que recoge todo lo que sucede entre los dos antes de que los aviones enciendan sus motores. Partiendo de la condición de viajeros y pasando por la de furtivos del amor llegan a la de amantes pasajeros, y todo ello aliñado con los ingredientes de lo inesperado que, en ocasiones, incluso llega.




4.Supongamos
Pensamientos de un hijo que percibe que todo sueño tiene su servidumbre. Buscando el futuro fuera de casa se da cuenta que eso supone alejarse de sus raíces, por lo que construye un puente ficticio entre Canarias y Madrid para visitar por las noches a su madre y decirle que la quiere, que la echa de menos y que la siente muy cerca. El verso "llevo tu voz en mi maleta" aligera el peso de la distancia. Lo bello, si sencillo, dos veces bello. Un sentido homenaje a la madre a la espera de volver pronto a verla.




5.Semáforos en verde
Si en la talla de tus vaqueros el protagonista necesitaba aprender a querer menos, en semáforos en verde estudia la manera de esconder un poco el corazón y jugando otra vez con el tiempo huye de un porvenir en mal estado. Los antecedentes sentimentales le aconsejan a no amar por cuenta ajena sino a quererse por cuenta propia y convertirse en un autónomo de su destino o, como dice el poeta "ser el rey de su reino imaginario".




6.Trapecistas
Un escritor y una bailarina mantienen el equilibrio de sus oficios en el trapecio del amor. Mientras él deletrea la palabra primavera con la voz de quien la ha dejado atrás, ella ejecuta la danza del otoño al compás de quien aún le queda mucho por bailar. El movimiento de la pluma y la caligrafía de los pies armonizan sus ritmos en el pentagrama de los enamorados. Cuando un sol adolescente ilumina la sombra del atardecer, el tiempo acorta las distancias y se para "en el silencio de una risa". Otra joya que podemos ver expuesta en el escaparate del autor.




7.Mi accidente
Aunque las tormentas del pasado prologan el cielo despejado del presente, éste reclama para sí toda la atención porque no quiere que las inclemencias del ayer lo dejen a la intemperie. El sol de la actualidad alumbra tanto que no está dispuesto a que las sombras del desamor apaguen su resplandor. Cuando en la climatología del amor soplan vientos favorables hay que dejarse llevar sin oponer resistencia y procurando que los desengaños pretéritos no provoquen en racha tan propicia un cambio de dirección. Otro gran acierto en el mapa poético del tiempo.




8.Sobre mojado
El amor es como una habitación con varias ventanas en la que no conviene abrir una nueva sin antes haber cerrado la anterior, pues con la corriente puede acatarrarse el corazón. Es cierto que no siempre es fácil cerrar una ventana, sobre todo cuando de la calle llegan ecos de una melodía que en un pasado no muy lejano amenizó momentos inolvidables. Pero también es verdad que el concierto de la vida tiene que avanzar y para ello hay que escuchar la siguiente melodía, cuya audición no será nítida si no ha dejado de sonar la anterior. En definitiva que "no es fácil frenar en seco cuando el suelo está mojado".




9.Cosas de la vida
Toda una declaración de principios la que hace Diego Ojeda en esta canción de tono vitalista que cierra este recital y que, por íntimo, resulta tan agradable. Las cosas de la vida se olvidan del ayer para acariciar el hoy sin tener en cuenta el mañana. En este manifiesto, la ilusión le da un puntapié a la indiferencia, la prisa no pierde la calma, la soledad adoptada es una dama de compañía y lo imposible un sueño al que aspirar para despertar en el mundo de lo posible. La vida a través del cristal de un amante con mucho futuro.




10.Paracaídas
Diego Ojeda vuela alto, por eso les recomiendo que si aterriza en su ciudad vayan a disfrutarlo en directo o se arrepentirán cuando se lo cuenten. Desde el avión de su cercanía se despide de nosotros con el siguiente poema:

Amor, tengo miedo a las alturas,
vértigo de perdernos
hipotecados en una comodidad de temporada.

Nuestra historia se escribe con nombre propio
y siempre llega tarde a su cita con la rutina.

No vamos a conformarnos
con vivir sin querer la vida que hemos tenido,
vamos a vivir
sabiendo que esta es la vida que hemos soñado.

Ahora vuelve a ponerte
ese vestido blanco de tus dieciséis
sobre este cuerpo de tus treinta y dos
y salgamos sin miedo a la calle
para incendiar de futuros la ciudad
mandando a la hoguera
esos días en que vivir fue una tormenta.

Amor, tengo miedo a las alturas
pero no quiero paracaídas.


Juan Jo
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