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Ocio y Cultura 06/11/2022 · Diego Fernández

10 extractos del libro '¿Para qué sirve un cuñao? Y otras historias familiares' de Arturo González y Sergio Fernández “El monaguillo”

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"¿Para qué sirve un «cuñao»? ¿Por qué tengo que querer a mis primos? ¿Cómo conquisto a mi suegra? Los autores abordan en clave de humor todos estos «conflictos» que se dan hasta en las mejores familias. Con este nuevo libro de «La parroquia del Monaguillo», los ratos divertidos, gracias a su peculiar sentido del humor, están asegurados."

Detalle de la portada del libro '¿Para qué sirve un cuñao? Y otras historias familiares' de Arturo González y Sergio Fernández 'El monaguillo'

1. Extracto 1

Mi hermano mayor llegó un día con una caja de zapatos misteriosa y la abrió. Todos esperábamos encontrar lo típico: un gremlin recién traído del bazar chino, o revistas guarras en alemán que le había dejado un amigo con padres muy liberales. Pero no, nos encontramos con un puñado de gusanos de seda dando vueltas a lo loco por la caja. Los gusanos de seda fueron las primeras mascotas que entraron en mi casa. Llega un momento en que, por lo que sea, un niño llega al cole con gusanos de seda y comienza la epidemia. Y digámoslo ya, los gusanos de seda no tienen ni puta gracia, no entretienen, no dan juego; al contrario, reúnen algunas de las cositas más desagradables que existen. De entrada, hay que buscarles hoja de morera para que continúen con vida: un domingo entero perdido con tu padre a las afueras de la ciudad buscando moreras y dándoles con el palo de una fregona para que caigan algunas hojas, como si estuvieras en la isla de «Supervivientes».

2. Extracto 2

Lamentablemente, mi relación con los pollos de colores siempre ha sido muy corta. Porque los animalitos ya venían con una pulmonía importante del mercadillo y por mucho cariño que le dieras, aunque le pusieras una Couldina, el pollo llegaba un día que entregaba la mochila. La vida de un pollito de colores solo daría para un cortometraje, y dirigido por Tarantino, porque suele ser triste y violenta.

3. Extracto 3

La casa de mis abuelos es como la casa de «Cuéntame», pero nunca cambia de año, mis abuelos siempre están en la primera temporada. La casa sigue igual desde que yo era pequeño, porque unos abuelos no arriesgan con la decoración, ellos tienen muy claro lo que funciona.

4. Extracto 4

No hay que olvidar que, en la cocina de unos abuelos, detrás de la puerta, hay una bolsa de tela para ir a por el pan y un calendario con casi todos los números tachados, que son los días que tienen médico. 
Un abuelo el día que no tiene médico está más perdido que Paquirrín por la Feria del Libro. 
En la casa de los abuelos no controlan bien lo de las temperaturas. 
Entras en invierno y es la isla de «Perdidos», con osos polares y mucho frío, porque todo el calor está en la mesa camilla. Pero en verano tienes que entrar con solo una toalla a la cintura, como si fuera una sauna, pues tienen la casa a gratinar. 
El abuelo lo tiene claro, si hace frío, un coñac, porque además le vale para la tensión, para la gripe, para el dolor de muelas... Yo me planteo que el programa «Saber vivir» se debería llamar «Saber beber», porque los abuelos lo tienen muy clarito.

5. Extracto 5

La televisión de nuestros abuelos es uno de los muebles más importantes de la casa: encima de ese televisor enorme hay un verdadero museo. 
Tú puedes saber a cuántas ciudades han ido de excursión tus abuelos si miras las figuritas que llenan el televisor: la mini Giralda de Sevilla, una reproducción del acueducto de Segovia y un cenicero que pone: «Me acordé de ti cuando estuve en Puerto Hurraco».

6. Extracto 6

Cuando mi abuela ya había conseguido aprender a pronunciar «kiwi» aparecieron en su vida la TDT, el ADSL y Anne Igartiburu. Y la volvieron a hundir. 
Los abuelos son unos seres que crean su propio vocabulario, un lenguaje que podemos llegar a entender o descifrar, pero nunca, nunca, nunca llegaremos a pronunciar igual que ellos. 
Nuestros abuelos sufren de las «verticales», toman «medecinas», se ponen «indiciones» y para curarse de todo eso se toman un «Colocatil en cláusulas» y asunto terminado.

7. Extracto 7

Un día tus abuelos te llevan a la feria del pueblo a que te montes en «los cacharritos». Se ve que esos cacharritos no han pasado la ITV y que les hace falta un agua, pero sobre todo te quedas mirando el muñeco de Mickey pintado en la atracción y piensas «Es Mickey, pero... no es Mickey»: es un Mickey falso que ha pintado la misma señora con gafas que te vende las fichas, y eso a ti no te da tranquilidad. 
Y te montan en el famoso tren de la bruja y ahí es cuando sientes el miedo, te quedas mirando a esa bruja, que va en chándal, y dices: 
—¡¡¡No es una bruja, es un yonqui!!! 
Lo único que tiene de bruja es el diente que le queda. ¿Cuándo se ha visto una bruja con tatuajes de «amor de madre»?

8. Extracto 8

A lo que nadie te enseña es a querer a un cuñado... El cuñado es un troyano que se cuela en tu casa de repente y que te anuncia dos cosas: que la paz familiar ya no será la misma y que tu hermana tiene a alguien a quien quiere más que a ti.

9. Extracto 9

A partir de que tu madre ha decidido que Juanjo es la mejor persona del mundo, porque lo ha elegido su hija y su hija elige muy bien las cosas porque ella la ha educado perfectamente para eso, y de que tu padre ha comprendido que por fin tiene a un colega para ver el fútbol bebiendo sangría y comiéndose la fruta, te has convertido en un paria... 
Nadie parece ver los inconvenientes de adoptar a un cuñao. 
Si ya en tu calle había problemas para aparcar, que durante años pensaron que Bin Laden, en vez de estar perdido en las cuevas del desierto, estaba dando vueltas por tu barrio buscando sitio, ahora hay un coche más ocupando espacio. Tú habías pillado un huequito entre un vado y un paso de cebra donde no molestabas a nadie. Hasta que un día llegas a tu sitio y está el coche del cuñao, con su peluche de una cabra haciendo la peineta y diciendo: «Soy un cabrón» pegado en el cristal de atrás; con sus pegatinas de «Juanjo» y «Mari» estratégicamente situadas a la altura en la que se sientan él y tu hermana; con su muñequito de Elvis en la guantera, porque a él no se le acaba la gracia de que Elvis se mueva cuando el coche está en marcha; con su cambio de marchas precioso, con una gamba bañada en plástico como el mosquito de Parque Jurásico... Media hora más dando vueltas como un idiota por tu barrio y pensando: «A ver si encuentro el sitio que dejó Bin Laden».

10. Extracto 10

El amigo invisible es la peor persona haciendo regalos, el amigo invisible es el amigo que peor gusto tiene para la ropa y el que menos dinero se gasta en un regalo, o sea, un amigo que no quieres tener, por eso es invisible, porque no tiene huevos de dar la cara.

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