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Ocio y Cultura 23/01/2023 · Diego Fernández

10 extractos del libro 'Los presidentes y los diplomáticos. Me acosté con Suárez y me levanté con Zapatero' de Inocencio F. Arias

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"Un revelador viaje por la política internacional española de los últimos treinta años, de la mano de Inocencio Arias, el único diplomático que ha trabajado codo a codo con los cinco presidentes de la democracia de nuestro país.
¿Cómo vendió Adolfo Suárez al mundo la Transición democrática española? ¿Qué pasos tuvo que dar Calvo-Sotelo para la decisiva entrada del país en la OTAN mientras su partido se desangraba? ¿Por qué se celebró en Madrid durante el gobierno de Felipe González la conferencia de paz entre israelíes y palestinos más importante del siglo? ¿Qué había detrás de la polémica foto de José María Aznar en las Azores junto a Blair y Bush? ¿Qué pecados cometió Zapatero con Estados Unidos? ¿Pintaban algo los diferentes ministros de Exteriores? ¿Es España más relevante en el mundo ahora que hace diez o veinte años?
Si hay alguien que puede contarnos de primera mano estos y otros decisivos acontecimientos y responder a estas cuestiones, ese es Chencho Arias. A caballo entre la memoria y la recreación histórica, el famoso diplomático relata sin pelos en la lengua, y con su acostumbrada agudeza y sentido del humor, los aciertos y errores de cada presidente, sus fortalezas y debilidades, y las anécdotas internacionales más jugosas."


Detalle de la portada del libro 'Los presidentes y los diplomáticos. Me acosté con Suárez y me levanté con Zapatero' de Inocencio F. Arias

1. Extracto 1

Suárez
A diferencia del desarrollo mastodóntico que ha tenido la Presidencia del Gobierno, lógico sólo hasta cierto punto, con centenares de asesores en la era Zapatero en el complejo de La Moncloa, modernos medios materiales, desahogadas instalaciones, Suárez arrancó inicialmente su Presidencia en el vetusto palacio de Castellana con recursos rudimentarios mientras continuaba viviendo en su piso de Puerta de Hierro. Los responsables de seguridad le convencieron de que la situación no era sostenible y la familia, sin excesivo entusiasmo de su esposa, se trasladó a La Moncloa. Allí, en un primer momento, el aparato a su disposición era muy modesto. Narra Javier González de Vega, su primer jefe de Protocolo, que al principio no contaban con suficientes máquinas de escribir, había que turnarse, y que en diciembre, meses después de la toma de posesión, surgían frecuentes problemas para ir a Exteriores o cualquier otro ministerio porque sólo se contaba con dos coches de incidencias.

2. Extracto 2

Ministro Marcelino Oreja, Moscú (1979)
Mencionó que la embajada tampoco era muy segura porque en el viaje, cuando nuestros servicios especiales efectuaron un barrido, se desplomó el techo del comedor y aparecieron micrófonos hasta en la lámpara del techo. En esa fecha se supo que en la embajada estadounidense, cuya reforma fue encargada a una empresa soviética, los había en los lugares más insospechados, incluso en un pisapapeles en la mesa del embajador. Los americanos y los ingleses se los plantaban igualmente a los rusos.

3. Extracto 3

Suárez
Poco salió del desplazamiento a París en la cuestión terrorista. Algo más tarde, entrado 1980, la Francia oficial seguía erre que erre. El embajador galo declaraba con solemnidad que había que «terminar con la leyenda del santuario francés. Nadie puede creer seriamente que nuestro país sea en este drama un protagonista esencial». Chocante si recordamos que en esas fechas morían en la Bayona francesa dos etarras cuando manipulaban una bomba.

4. Extracto 4

Leopoldo Calvo-Sotelo
Cáusticamente diría muchos años más tarde: «Me acuso de no haber ido a un colegio de pago, como han ido los teóricos socialistas de la enseñanza pública, y van aún sus hijos».

5. Extracto 5

La campaña fue machacona y eficaz. Felipe González, que había cometido como veremos una ingenuidad juvenil unos años atrás en un viaje a Moscú, diría a Diario 16 que «en 1981 ningún país que no perteneciera a la OTAN entraría en ella». Dio un mitin multitudinario en la Ciudad Universitaria con el lema: «OTAN, de entrada, no» y en el palacio de Santa Cruz vimos a Javier Solana, pecadillos de juventud, encabezando una manifestación que pasó por nuestra puerta en la que el que luego sería secretario general de la OTAN arengaba a los manifestantes con un megáfono: «OTAN no, bases fuera». Lo que es un ejemplo más —hay miles— de que es mucho más fácil cambiar de convicciones políticas que de club de fútbol.

6. Extracto 6

1979 – Giscard (Presidente de la República Francesa)
Con Giscard, la pretensión fue vana. En su época no se concedió ninguna extradición y, años más tarde, Calvo-Sotelo sería lapidario: «Durante su mandato, la colaboración francesa para erradicar el terrorismo falló de una manera abrumadoramente clara». Nuestro presidente había tenido una curiosa experiencia cercana. En 1979 había entregado al ministro francés Poncet una lista de la cúpula de ETA asentada en Francia. Poncet le contestó: «Je suis desolé, pero debo recordarle que Francia es país de asilo desde la Revolución», etc. Calvo-Sotelo sacó unos folios manuscritos, hallados en un piso de ETA, en los que constaban con precisión, relata, el «horario académico de mis hijos alumnos de la Complutense. Dije que no era fácil seguir charlando con el protector de los que maquinaban el asesinato de mis hijos y di por terminada la entrevista».

7. Extracto 7

Aznar
La convergencia con la renta europea fue asimismo vistosa. En 1996, España tenía una renta equivalente al 78,5 % de la europea. A fines del período Aznar era del 86 %. La creación de empleo también fue notoria; en los ocho años aznaristas surgieron cuatro millones de nuevos puestos de trabajo. Parte de su éxito —el 10 de marzo, el periódico Le Monde publicaba en primera página una muy elogiosa caricatura de Aznar haciendo un balance de sus años de gobierno; la del día 12 era ya crítica— ha quedado opacado por los idus de marzo. 
Aznar no ha sido el más simpático ni el más carismático de los presidentes de la democracia. Pero palabra tenía, se sabía aquí dentro y también en los círculos extranjeros que yo frecuenté donde era respetado por ello.

8. Extracto 8

José Luis Rodríguez Zapatero está casado con Sonsoles Espinosa, con la que contrajo matrimonio, ceremonia religiosa, en una ermita abulense después de nueve años de noviazgo. El matrimonio parece estar muy unido, y dicen —ella tiene bastante influencia sobre él— que Zapatero la escucha. No he viajado con ellos por lo que no tengo conocimiento para extenderme sobre la esposa. Se dice que es discreta, tímida, con inquietudes culturales («ella lee bastante, él no, no toca un libro», apunta un amigo) y celosa de mantener la privacidad en la vida familiar. Por eso no concede entrevistas. Era profesora de música en León y, melómana, actualmente es soprano suplente en la Orquesta Nacional.
Ya en La Moncloa tuvo que cambiar de look y aprendió que el poder te otorga ciertas prebendas que los socialistas gustan de achacar negativamente a la derecha pero que bastantes de ellos cultivan sin vacilaciones. Practicó el buceo en la piscina de la Academia de la Guardia Civil de Valdemoro, que era en esas ocasiones cerrada a los guardias. Cuando la prensa lo criticó se aclaró que se clausuraba en esos momentos por razones de seguridad. Tratándose de la Academia de la Guardia Civil era un contrasentido que habría hecho las delicias de Gila.

9. Extracto 9

Zapatero
Varias agencias de la ONU han recibido cantidades desmesuradas incluso cuando comenzaban las vacas flacas. Que España donara, ya en crisis, 32 millones de dólares a la Oficina de la Mujer de la ONU —el año anterior, 24—, convirtiéndose, con mucha diferencia, en el primer donante de los 192 países que integran la Organización (Finlandia, el segundo, contribuye con unos 15, Francia con 0,5 y Chile, nación de la señora Bachelet, directora de la Oficina, con unos 100.000 dólares) resulta un poco llamativo por muy feminista que uno sea. No es raro que sus críticos llamen a Zapatero «el Señor de las Mercedes» y que la referida Oficina acogiese en su seno a la señora Aído, en un puesto secundario, por cierto. Habíamos regado el camino no con garbanzos sino con billetes de 1.000 dólares. Simultáneamente, Zapatero seguía machacando: «La desaceleración no va a ser profunda ni prolongada. Va a ser una desaceleración para la que nuestro país está mejor preparado que nadie». 
Perla más valiosa aún es la que le brindó a El País en abril de 2009: «Es probable que lo peor de la crisis económica haya pasado ya». El dramaturgo José Luis Alonso de Santos acabaría sentenciando: «Le miro a la cara, leo su lenguaje y es un alucinado».

10. Extracto 10

Zapatero
Que el político que escamoteó personalmente las negociaciones con ETA; el que mintió en el caso de los vuelos de la CIA, como denunciarían Gabilondo («en su intervención el presidente no nos dijo la verdad. Aseguró que no sabía nada de los vuelos de la CIA y que, de haberlo sabido, lo habría denunciado. Y no es cierto») e incontables comentaristas; el del caso Faisán; aquel cuyo gobierno el día antes de marcharse ocultó algo tan grave como las cifras reales del déficit asegurando que se moverían en el 6 cuando era el 8,5 %, etc., etc., etc., fulmine moralmente a los que mienten es una paradoja. 
No puedo dejar en el tintero la forma en que nos despidió. Cuando Ugarte se compadeció del trabajo y los quebraderos de cabeza que debía de tener, respondió beatíficamente: «No os podréis imaginar lo sencillo que resulta gobernar España; miles, cientos de miles de personas podríais hacerlo».

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